Hace mucho tiempo que alguien tuvo la desventurada sinceridad de describirme así, "el grinch neurótico del Face", no esperaba tanta sinceridad tan seca y de sopetón, fue hasta que otra persona tuvo la estupidez de repetirlo en mi cara que decidí mandar a volar al primero, y así desde entonces muchos conocidos han desfilado por mis redes sociales, tema ya tocado.
Al final, cada quien puede hacer de su muro lo que quiera, no juzgo los contenidos de mis amigos, lo he hecho con personas que ni siquiera valen la pena. Si algo me molesta que dice alguien simplemente y por salud mental, dejo de seguirlo, creo que muchos más me han hecho la misma cortesía. Y la verdad si me quejo es cuando me he topado con verdaderos imbéciles, ignoro aún si es correcto quejarse en su propio muro sobre lo malo que le pasa a uno, porque de poner puras fotos de fiestas y mamadas positivas nos llevamos puras apariencias. No pretendo mostrarme como nada, simplemente soy, no uso el pretexto de "así soy ¿y qué?", los buenos amigos saben cómo soy en realidad. Los demás creen que me la paso odiando, ni que fuera sus proyecciones del Grumpy cat.
Empiezo a sospechar de la gran cantidad de imbéciles con los que me cruzo solamente de pisar la calle. Quizá me estén enseñando paciencia. A esta edad no quiero tener paciencia con los imbéciles, ya será, y es, problema mío.
Au revoir
