El canto del necio pareciera no merecer ser escuchado, sin embargo, hasta los gritos de los simios son parte del canto que teje el universo.
El canto del necio ilustra su pobreza, nos devela nuestra riqueza; la condena sobre nuestro hacer por parte del necio es la muestra de la mezquindad de su vida: si él no tiene, ¿por qué los demás sí van a tener?
El reclamo del necio es porque el mundo es bello y su corazón se enfanga en las "sobras sucias" de lo que los demás soltaron para abrazar su felicidad.
El canto del necio nos habla de su miseria, de su "enanismo" de actitud y de corazón.
Afortunadamente, la existencia del necio nos dice sobre lo que hay que hacer para fastidiarse uno la propia existencia.
El que tenga oídos, que escuche.
Hasta luego.
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