
Debo insistir con esos pendejos (perdón, pobres pendejos) que, a falta de identidad, deciden emular al primer tipo que se les atraviesa; envidian su gloria, su fortuna, su vida, son seres pusilánimes dignos de la vergüenza de todos.
Nomás aguas que se les pegue uno, luego resultan ser medio psicópatas e inmaduros cuando se les relega, tomen las precauciones debidas...
Buenos deseos y bendiciones.
Au revoir
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