Conocí a una chica que le gustaba ir chupando paletas de manera
non sancta en el autobús a la escuela, la muy pendeja se sorprendía y se preguntaba porqué todos los hombres que iban en el camión le pegaban tremendas miradas puercas (!). Pero la muy imbécil era tan terca que preferí no molestarme en explicarle lo que ella sabía perfectamente lo que estaba haciendo.
El que tenga ojos, que vea.
Au revoir
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