
Las películas de héroes actuales nos juegan un engaño bastante triste: Al parecer el héroe ha nacido héroe desde siempre, como el "Príncipe Encantador" que, por otro lado, no esta mal reconocer lo que es nuestro desde que nacemos. Pero vemos al Príncipe Encantador, no tan encantador al final de todo; no se ha ganado el mérito, tal vez llegó tarde, en este caso ése no era su aventura.
¿Quién era Eneas antes de huir de la Troya destruida? ¿Qué movió a Orfeo a bajar a los infiernos por Perséfone? ¿Quién era Arturo antes siquiera de levantar Excalibur? Ellos, salvo quizá Orfeo, no eligieron su aventura, no se creían héroes, no eran "campeones" sin corona. Ellos fueron llamados a su aventura, respondieron metiéndose a la panza del dragón, llevaron al límite sus habilidades y resistencia, bien pudieron no responder, pudieron seguir siendo escuderos, refugiados, eternos lamentadores y sin embargo acudieron al llamado. ¿Y las herramientas? YA las tienes, tienes todo lo necesario, el reto está en lanzarse al mismo, como dicen por ahí: lo demás viene por añadidura.
Sea cual sea el camino, por extraño que parezca, éste nos llevará a nuestro destino, dice Paulo Coelho en El Alquimista que el mismo camino empieza aún sin andar, los preparativos también son pasos que andar, el viaje no sólo es salir de casa, también es interno.
Donde quiera que estés y hagas lo que hagas, sigue el llamado, que por la senda ya andas. Bendito sea tu viaje.